domingo, 30 de enero de 2011

En el espacio en que se cruzan dos direcciones (dos mundos), puede haber roces, saludos, ignorancia mutua, encontronazos, sincronía automática, curiosidad, recelo....Y en ese intercambio ineludible, puede establecerse un espacio y un tiempo para el crecimiento y la proliferación de conocimientos y formas de utilizarlos. O puede establecerse una pugna, sin márgenes, e incluso sin bandera...

De esas intersecciones pueden emerger nuevas realidades, ajenas a diatribas o encantamientos dados en la bifurcación. Nuevos mundos, como seres necesarios, que un prolongado momento el zeitgeist actual ha demandado. Y existen. ¿Cómo?
 
 
 La Orientación es la hija mayor del encuentro entre las grandes madres Psicología y Pedagogía. Pero, ¿es realmente así? ¿Es ya un “ser” independiente la Orientación, con todos sus apellidos (educativa, profesional.., e incluso con el redundante patronímico ‘psicopedagógica’)? 
 
O, ¿es sólo el brazo armado de la Psicopedagogía? ¿Puede existir la Orientación sin la Pedagogía? ¿Cuál de los dos vectores que se cruzan en la rotonda de la Educación Ahora (en la gran autopista de nuestro tiempo) imprime más visiblemente su horma?  ¿Cuáles son los desencuentros alrededor de la nueva criatura? O, ¿es el nuevo ser (saber) un generador de fricciones en sí mismo?
 
  • Un artículo de la revista colombiana ieRed (Revista Eelectrónica de la Red de Investigación Educativa), ilustra uno de los enfoques. Este sería la muestra de un enfoque histórico, estructural y positivo. Positivo, en su sentido literal.
  • Pero existe un espacio controvertido en la práctica profesional de esa Orientación, entre los dos océanos: ¿un mar interior psicopedagógico?, ¿o acaso una ría? ¿Un estuario? Un artículo publicado en la revista Papeles del Psicólogo describe la (escarpada) orografía de estas intersecciones. Sus flujos, reflujos y algunas de sus más destacables consecuencias sobre nuestro paisaje.
 
 

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